En menos de una semana han sido noticia dos realidades de las empresas familiares. La primera es que carecen de tamaño para competir, y la segunda que el 92% de las empresas destruidas por la crisis eran empresas familiares. Teniendo en cuenta que en el sector gráfico el volumen de empresas familiares es más que alto, esto nos hace ver la fragilidad de este tipo de empresas y nos tendría que hacer reflexionar en busca soluciones.

Uno de los retos a superar, según el estudio de La Empresa Familiar española elaborado por el Instituto de Empresa Familiar (IEF) es el aumento de tamaño para ganar competitividad, lo cual es bastante difícil teniendo en cuenta que en España predominan las pequeñas sociedades que suponen casi el 90% del total de empresas. El estudio también apunta a la necesidad de implantar protocolos para regular el funcionamiento y la implicación familiar, así como los planes de sucesión que al parecer brillan por su ausencia en muchos casos.

Teniendo en cuenta que el peso de las empresas familiares en la economía española es del 57%, que respecto al empleo creado representa el 67% y que las empresas familiares son el 89% del total de las compañías españolas, no estaría de más algún tipo de apoyo administrativo cuando las cosas van mal. Está claro que constituyen buena parte del sustento económico del país así que ya va siendo hora de que se les dé el trato que merecen.