A los pies de los Prealpes venecianos, en las colinas de Conegliano, lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y famoso por la bodega de Prosecco, se encuentra Flexa con su vitalidad empresarial. Una joya tecnológica italiana, conocida en el mundo, cumple este año 30 años. Las señales de tráfico, vallas publicitarias y papel tapiz son solo algunas de las soluciones de impresión digital que se pueden terminar con los equipos Flexa.

El fundador Massimo Vettorazzo cuenta cómo todo empezó en 1993 con un proyecto desafiante: crear una laminadora que pudiera montar una nueva película adhesiva. “Nos centramos mucho en I+D, creando productos únicos e innovadores. Uno de los factores distintivos de la empresa es la atención al cliente, lo que nos lleva a ofrecer más de 200 equipos y un servicio integral. La innovación, la fiabilidad y la solidez de nuestras soluciones son el resultado de un importante trabajo en equipo corporativo y de una asociación con los proveedores”, afirma Massimo Vettorazzo.

El valor ganador de la empresa a lo largo de los años es la sólida relación de confianza establecida con clientes y empleados. “Consideramos que el constante crecimiento intelectual y profesional de nuestro equipo es decisivo para el éxito de Flexa, por eso hemos puesto en marcha la Flexa Academy, una formación imprescindible para nuestros colaboradores”, afirma Massimo Vettorazzo. El 30 aniversario marca la vitalidad de la marca Flexa, caracterizada por constantes lanzamientos de nuevos productos al mercado, capaces de mejorar y hacer avanzar la industria de la impresión digital en términos de calidad, volumen y productividad.